domingo, 14 de abril de 2013

Qué es la literatura infantil (II)

Ilustración de Quentin Blake

"Es extraño que podamos hablar de LIJ, que podamos pensarla, amarla y defenderla sin que podamos, en cambio, definirla categóricamente" (Bodoc 2010: 244). Empiezo esta entrada con palabras de Liliana Bodoc  porque ahora la tarea consiste en difinir la literatura infantil desde un punto de vista teórico, partiendo del análisis que hacen los que saben del tema, algunos de ellos, además, grandes exponentes del género, como es el caso de Liliana. Me empapo de este pensamiento suyo que se extraña ante la dificultad de poder definir categóricamente qué es al fin, o para empezar,  la LIJ. Me gustaría como ella "separarme de cualquier dogma y de casi todos los axiomas excluyentes, porque no puedo sostenerlos ni en el discurso ni en la práctica" (Bodoc 2010: 244).  Por eso es mi intención, después de leer las lecturas sugeridas, poder llegar a definir -o mejor dicho aproximarme con algunos gramos más de certeza, si es que tal cosa es posible-  algo tan complejo como es la literatura infantil.
No sé por qué el concepto de Gemma Lluch ni me estremece ni me satisface del todo. Tal vez se deba a que, a diferencia de Liliana Bodoc, no parece tener dificultades para  definir categóricamente no solo a la literatura infantil sino a la juvenil también, como aquellos  textos literarios o paraliterarios que son pensados o editados en colecciones dirigidos sobre todo a un público infantil y juvenil (Lluch, 2007). Tal vez no me satisfaga porque aún siguen arraigados en lo más profundo de mi ser ciertos criterios instintivos e intuitivos que reaccionan a definiciones categóricas.
Así como me siento acogida en el pensamiento de Lliana Bodoc, me acoge también el de Joel Franz Rosell, escritor cubano, al que también le parece impreciso tratar de conceptualizar a la literatura infantil, más bien la define como una "creación estética", como "una determinada sensibilidad (...) que tendría que ser realmente compartida por el escritor si quiere que su obra no sea un elemental acto de trasmisión de cultura y experiencia, una burda adaptación del discurso literario, sino la colaboración sincera y vinculante de su espíritu con aquellos que mejor capacitados están  para comprenderle" (Rosell, 2013). Lo que me lleva a pensar que es debido a este pacto tácito, a esta correspondencia absoluta entre el escritor y el lector, que muchas obras cimeras de la literatura que no fueron escritas para  niños se convirtieran en sus lecturas preferidas. En determinado momento histórico, en determinado contexto social, son los niños quienes más capacitados están para comprender el espíritu del autor.
León de biblioteca, de Michelle Knudsen
Oswaldo Reynoso, escritor arequipeño, ha dicho que la literatura es una, o es buena o es mala. La misma idea le escuché a un gran escritor argentino amigo mío al que no le gusta ser citado, "no hay escritura para mujeres ni para hombres, ni para chicos ni para grandes, hay solo buena y mala literatura". Idea a la que me sumo para tratar de definir a la literatura infantil como una creación artística ajena a la repetición de códigos, por lo tanto no debe ser utilizada como medio de instrumentalización. Tampoco debe aceptar censuras ni consignas, "la consigna implica obediencia, y nosotros tenemos que poder elegir. Elegir en lugar de obedecer. Reinstalar lo diverso. Y lo laberíntico" (Machado & Montes, 2003).
Como mediadores deberíamos poder plantarnos ante los niños, o mejor aún, instalarnos entre ellos y mostrarles a través de la literatura infantil que es su derecho el poder ELEGIR en lugar de obedecer, su opción la de REINSTALAR lo DIVERSO y lo LABERÍNTICO.  Su propia aventura, la de abandonar la pauta para seguir  su voz.


Bibliografía

Bodoc, Liliana. "Literatura como discurso artístico". Actas de  CILELIJ, Vol. 2. 244-246.
Lluch, G. (2007). Entrevista a Gemma Lluch. [Archivo de video]. Recuperado de
     http://www.cervantesvirtual.com/obra/entrevista-a-gemma-lluch--0/
Machado, A., Montes, G. (2003). Literatura Infantil. Creación, censura y resistencia. Buenos Aires, Argentina: Editorial Sudamericana.
Rosell, J. (2013). ¿Qué es la literatura infantil? Un poco de leña al fuego [Exclusivo en línea]. Fundación 
      Cuatrogatos.  Recuperado de http://www.cuatrogatos.org/show.php?item=217


© Carolina Meneses Columbié, 2013


domingo, 7 de abril de 2013

Qué es la literatura infantil



Como tarea del diplomado en fomento lector me han pedido que defina desde mi propio instinto lo que entiendo por literatura infantil. Qué-entiendo-por-literatura-infantil. Así, con todas y cada una de las cinco palabras que componen la frase. Sencillo, pensé, hasta que tomé asiento frente al computador y me puse a  tratar de escribir lo que entiendo o entendía o entenderé por tal género. Antes creía que era lo que los adultos escribían para los niños, o lo que los primeros le leían a los segundos a la hora de dormir o a la hora que estimaran conveniente.
Al crecer abandoné la pila de libros maravillosos que de chica  me compraban mis padres y que leía y releía sin aburrirme. Hasta que me aburrían. Entonces, sólo entonces, me regalaban más. De adulta cambié mis lecturas por algunas más "aptas", pero volví a los libros infantiles cuando nacieron mis hijos. Tiempo más tarde comencé a trabajar en una biblioteca escolar y me lancé de cabeza a las aguas aparentemente tranquilas de la literatura infantil, creyendo que podría nadar sin sobresaltos. Las aguas resultaron no ser tan tranquilas y las sorpresas aparecieron a cada brazada. Tendría que repensar mis definiciones. Y en eso estoy hasta ahora.
Sigo pensando que literatura infantil es lo que escriben los adultos para que lo lean los niños, pero resulta que también hay niños que escriben para niños. Sigo opinando que es la literatura que le leen los adultos a los niños, pero también es literatura que los niños le leen a otros niños e incluso a los adultos. Podría continuar diciendo que también es literatura para adultos como yo, que la leen para sí mismos, aun cuando no haya niños cerca, porque le descubren características insospechadas, códigos, frases y emociones que les estremecen, caminos que conducen al pasado y otros que les muestran claves para valorar el presente y construir el futuro.
A diario me maravilla encontrar nuevos significados en una historia que voy leyendo a los niños, guardo silencio entonces mientras ellos esperan algo inquietos a que continúe, pero entienden que necesito una pausa para salir del asombro del descubrimiento. 


Imagen de Cristina Gómez Meneses